¿Qué son los pensamientos automáticos?
- Ana Cristina Zamora
- 15 abr 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 4 may 2024
Los pensamientos automáticos que tenemos influyen en cómo percibimos nuestra realidad e influyen en nuestras emociones y comportamientos. Según la teoría cognitiva de Beck, los pensamientos automáticos son aquellos pensamientos rápidos y subconscientes que surgen en respuesta a situaciones específicas. Estos pensamientos suelen ser automáticos y distorsionados, y están estrechamente relacionados con nuestras creencias y esquemas cognitivos arraigados.
Los pensamientos automáticos ejercen una influencia significativa en nuestras emociones. Cuando experimentamos una situación desafiante o estresante, nuestros pensamientos automáticos tienden a ser negativos y distorsionados. Estos pensamientos pueden incluir interpretaciones catastróficas, autocritica desmedida o predicciones pesimistas sobre el futuro. Por ejemplo, si alguien no nos saluda en la calle, podríamos pensar automáticamente: "Deben estar enojados conmigo" o "Nadie me quiere". Estos pensamientos negativos activan emociones como la tristeza, la ansiedad o la ira, intensificando nuestra respuesta emocional a la situación.
Los pensamientos automáticos también influyen en nuestros comportamientos. Cuando estamos dominados por pensamientos automáticos negativos, es más probable que adoptemos patrones de comportamiento poco saludables o contraproducentes. Por ejemplo, si nos sentimos abrumados por pensamientos automáticos de incompetencia en el trabajo, es posible que evitemos asumir nuevas responsabilidades o nos retiremos socialmente para evitar posibles situaciones incómodas. Estos comportamientos de evitación o autolimitación pueden perpetuar el ciclo de pensamientos negativos, reforzando aún más nuestras creencias subyacentes.
La teoría de Beck describe un ciclo cognitivo-emocional en el que los pensamientos automáticos, las emociones y los comportamientos interactúan entre sí. Los pensamientos automáticos negativos activan emociones negativas, que a su vez refuerzan los pensamientos automáticos, creando un ciclo auto perpetuante. Por ejemplo, si experimentamos pensamientos automáticos de inferioridad en una situación social, es probable que nos sintamos ansiosos y evitemos interactuar con otros. Esta evitación refuerza la creencia subyacente de incompetencia social, alimentando aún más los pensamientos automáticos negativos en futuras situaciones similares.
La terapia cognitivo-conductual, basada en la teoría de Beck, ofrece intervenciones efectivas para abordar los pensamientos automáticos disfuncionales. Uno de los enfoques terapéuticos más utilizados es la reestructuración cognitiva, que implica identificar, desafiar y reemplazar los pensamientos automáticos negativos con pensamientos más realistas y adaptativos. Por ejemplo, si alguien experimenta pensamientos automáticos de "nadie me quiere", el terapeuta puede ayudar a examinar las pruebas que respaldan esta creencia y desarrollar pensamientos alternativos más equilibrados, como "algunas personas pueden no estar interesadas en mí en este momento, pero hay quienes me aprecian".
El reconocimiento de los pensamientos automáticos permite desarrollar una regulación emocional y de comportamientos para promover la salud mental y el bienestar. Al aprender a identificar y desafiar nuestros pensamientos automáticos, podemos cambiar nuestras respuestas emocionales y comportamentales, rompiendo el ciclo cognitivo-emocional negativo y promoviendo una visión más equilibrada y realista de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
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